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martes, 11 de febrero de 2014

¡Mamá, me caso!

¿Casarse o no casarse? Esa es la pregunta.
La cuestión más importante, sin embargo, no son las invitaciones, la tarta, el local, el vestido, y ni tan solo el dinero. La cuestión es casarse o no, y aceptar todo lo que esto trae consigo.

Se supone que en los países occidentales, capitalistas y democráticos, afortunadamente las mujeres han obtenido más poder en la sociedad estas últimas décadas.
Una puede elegir si casarse o no, si divorciarse, o si enamorarse "con el tiempo" o no. Hemos pasado de la fase en la que Pilar Primo de Rivera publicaba manuales sobre como ser buena esposa, y como por encima de todo saber satisfacer a un marido.
Sin embargo, creo que el machismo sigue presente.
¿Cuántas jóvenes, aún hoy en día, se casan porque se quedan embarazadas? Claro, tener hijos fuera del matrimonio es pecado capital (para una mujer) y además eso sólo les pasa a las ligeritas de casco.
¿Cuántas chicas siguen vírgenes hasta el matrimonio porque quieren entregarse solo al hombre de su vida? Lo que no saben es que quizás el hombre de su vida ya se ha entregado a otras, por supuesto porque ellos tienen sus necesidades; mientras, nosotras somos puras por naturaleza ya que el deseo sexual Dios se lo repartió todo al hombre.

Si una elige no casarse, a los 30 la gente cree que quizás tu príncipe azul aún no ha aparecido.Que hay que esperar y "Tranquila ya vendrá, te estará buscando en el sitio equivocado " Pero a los 50 resulta que eres una solterona amargada y aburrida. Y si además de tener 50 años y no estar casada, eres virgen (por estar esperando al inexistente príncipe azul) allí ya eres una monja.
¿En qué quedamos entonces?

Millones de mujeres darían cualquier cosa por poder elegir, por poder plantearse la posibilidad de no casarse. En los países árabes niñas de 15 años se casan y procrean con hombres mucho más mayores que ellas. Niñas que no pueden negarse por miedo a que un tal Alah las castigue, o por miedo a ser repudiadas por sus propias familias.


Nosotras, mujeres de todo el mundo, da igual el país, la religión, o la familia a la que pertenezcamos debemos poder elegir. Debemos dejar de lado los prejuicios sociales, e incluso las leyes que ministros como Gallardón quieren imponer.
Si una quiere casarse y divorciarse 10 veces debe hacerlo. Si una quiere abortar o tener un hijo fuera del matrimonio debe hacerlo. ¡ Estamos hartas de que nos digan qué podemos hacer y qué no !

Para concluir, primero: un príncipe sólo se vuelve azul si se le deja sin aire. Y segundo: al fin y al cabo ¿ qué importancia tiene un simple papel firmado que te ata( en teoría de por vida) al hombre o mujer que quieres?



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